Felicidad en estado PURO.

Basta con salir de la rutina de ese agujero negro que te atrapaba, que no te dejaba respirar, que a cada paso que dabas te ponía la zancadilla y no te dejaba ver más allá de a tres metros.
Y entonces pasa, le plantas cara a todos tus miedos, a todos tus temores, decides abandonar esa rutina que tan mal te hacía para emprender un nuevo camino, y ahí aparece ella, te recuerda que la vida merece vivirla a cada segundo, te hace sentir esa ilusión que hacia tiempo que no recorría por tus venas, te abraza con tanta fuerza que te vuelves a llenar por dentro, y te das cuenta que la felicidad la tenías más cerca de lo que pensabas, solo que esa rutina no te dejaba verla, ni sentirla, y ahí está la tienes, llevas varios meses feliz y a día de hoy descubres que solo hacía falta echarle un par de huevos y negarte, aprender a dejar atrás aquello que te acompañaba hace tiempo y que te dolía tanto, hoy sentirte libre salir al balcón y gritar bien fuerte SOY FELIZ.

Las cosas han cambiado.

Hay cosas que no las logra cualquiera, esa felicidad, ese cosquilleo inesperado, esa sonrísa estúpida después de haber leido un whatsapp, esos nerviosismos de si estará pensando en ti como tu en ella, si se acordará de ti como tu te acuerdas de ella las 24horas del día.
Si hablo de esas sensaciones que nos hacen volar lo más alto pero que a veces nos tumba en el suelo hasta no dejar levantarnos, por la vulnerabilidad que nos crea. Hablo de ese cambio de ánimos bruscos, de esas ilusiones y las ganas locas de vivir, hablo del amor, es decir, de ti.